Actualmente, el 80% del sistema energético mundial se basa en recursos fósiles (carbón, petróleo y gas). La caída en los precios del petróleo ha reducido la exploración y producción de petróleo y gas, la iniciativa privada y los gobiernos deben de enfocar sus esfuerzos en invertir en fuentes de energía más limpias, optimizar sus activos y mejorar la interacción con los clientes, así como generar valor a partir de las tecnologías disruptivas. Para el año 2030, las políticas ambientales deberían estar alineadas a la preservación del medio ambiente sin embargo existen intereses de grandes corporaciones que seguramente darán pauta a una batalla por preservar monopolios y a su vez la carrera por la electrificación de la movilidad estará compitiendo por el uso de energías renovables a gran escala.

Los gobiernos que sigan invirtiendo en plantas de carbón, petróleo y energía nuclear estarán quedando obsoletos para el año 2030 donde se prevé las energías renovables alcancen un crecimiento histórico nunca antes pronosticado y es también debido a la electrificación de los automóviles, al uso de la domótica en los hogares y oficinas así como también a la transformación digital donde el IoT (Internet of Things) será imperativo para el funcionamiento cotidiano, lo que se traduce en un mayor consumo de energía eléctrica.

Aunado a este escenario cabe mencionar que, con el despliegue a gran escala de la energía solar, los avances científicos por reducir costos y generar mejor eficiencia en las celdas solares serán significativos ya que actualmente se aprovecha solo un 25% de la energía captada del sol por las celdas fotovoltaicas. Y en parte es gracias a las propiedades del Silicio que solo son capaces de transformar la energía de la radiación solar en menos de un cuarto de aprovechamiento, y para poder generar suficiente energía harían falta enormes cantidades de silicio purificado que no es precisamente económico.

Economías emergentes como la de México deberían de apuntar hacía el nuevo panorama en materia de investigación de la tecnología solar, en la cual, países como España, Alemania y Estados Unidos han mostrado avances con las tecnologías de película fina sin embargo tienen grandes desventajas debido a uso de plomo y yodo, donde hasta el momento solo han logrado igualar al Silicio en un 22% de aprovechamiento y aunque en unos años puedan superar el porcentaje el grave inconveniente es la solubilidad con el agua, por lo que se busca sustituir el plomo.